martes, 4 de noviembre de 2008

Carta del obispo de Tarazona sobre EpC

Ya está dicho. Así es. Esperemos que no le dejen solo.





"Un colegio católico no puede impartir la asignatura ''Educación para la ciudadanía y los derechos humanos'', tal como está planteada en los reales decretos (7 de diciembre de 2006 y 29 de diciembre de 2006), que amplían la LOE (3 de mayo de 2006). En esto no caben componendas. Ni tampoco cabe que los religiosos apelaran a la exención canónica. La exención canónica afecta al régimen interno de su comunidad. Los niños y niñas del Colegio, así como sus padres, primeros responsables de su educación, están sometidos al régimen pastoral ordinario, que en el Obispo diocesano tiene su moderador nato. La postura de la FERE en neto contraste con la Conferencia Episcopal Española y en oculta connivencia con los programas del Gobierno en el tema de ''Educación para la ciudadanía'' es del todo reprobable. Por ese camino, nuestros colegios de la Iglesia pierden todo su valor y su credibilidad ante los padres católicos, ante la comunidad cristiana y ante la misma sociedad''.





Creo que es imposible decirlo más claro y mejor. Pero todavía hay más.





"Los obispos de Aragón hemos analizado el tema y hemos dado pautas muy claras en este sentido, en la Carta Pastoral conjunta del 28 de agosto de 2007, que los medios de comunicación han procurado acallar. ¿Serán capaces los colegios diocesanos y los colegios religiosos de seguirlas? ¿Estarán dispuestos los profesores de religión a difundir las enseñanzas de sus obispos en la escuela pública? Sería intolerable que en nuestros colegios de la Iglesia se silenciaran estas enseñanzas y se pusieran trabas para que los padres ejerzan el derecho que les asiste para la objeción de conciencia. Gracias a la postura coherente de algunos padres católico, van apareciendo sentencias de los Tribunales de Justicia, también en Aragón, que amparan este derecho de los padres. El miedo a posibles represalias dictatoriales de la administración no justifica la inhibición ante un tema de tanta importancia. No podemos dejar solos a los padres en la defensa de sus derechos''
''Los profesores de una escuela católica deben ser católicos practicantes, aunque sólo sea por coherencia profesional, además de serlo por convicción personal. Un colegio católico está para transmitir la fe y la visión del mundo que brota de la fe. Si uno no tiene fe, o porque no la tuvo o porque la ha perdido, lo coherente es que deje el colegio católico. No debemos dar gato por liebre, y menos en este campo y en este momento histórico, en el que los padres confían a los colegios de la Iglesia la educación de sus hijos según la visión cristiana de la vida. A nadie se le obliga a ser creyente, puesto que la fe es un don de Dios, pero lo mínimo que puede exigir la Iglesia es que sus profesores tengan una fe bien alimentada y robusta para poder educar a sus alumnos en el horizonte de la fe y la moral católica, propias del ideario del centro. Y esto no sólo para el profesor de religión, sino para todos los profesores de todas las materias, puesto que la fe ilumina y lleva a plenitud todos los ámbitos de la persona, todos los campos del saber. El profesor de una escuela católica no puede adoptar una actitud neutra, sino clara y abiertamente confesante''
''Un colegio de la Iglesia no sólo ha de tener buen prestigio por la calidad de su enseñanza. Un colegio de la Iglesia ha de ser un lugar de evangelización, donde se estudia, se reza, se reciben los sacramentos, se aprende a compartir. Un colegio de la Iglesia, mientras nos dejen tenerlos, debe ser un hervidero donde los jóvenes no sólo vienen a clase, sino que organizan, bajo la dirección de sus profesores y tutores, todo tipo de catividades formativas extraescolares. En el campo de la justicia social, las instalaciones de un colegio de la Iglesia están hipotecadas por la evangelización de los jóvenes. Y es una injusticia tremenda que sus instalaciones sólo se usen para dar clase''


Por fin alguien, con autoridad, se lo ha dicho a la FERE. Ya que le hagan caso será otra cuestión. Pero si continuaran en lo que están, ¿para qué quiere la Iglesia esos colegios? ¿Y esa FERE?
Os he transcrito cuatro párrafos de la última pastoral de Don Demetrio Fernández, obispo de Tarazona. Toda ella es extraordinaria. Vuelvo a recomendar a todos su lectura íntegra. Y comprenderéis que un obispo así, yo ''me lo pida''.